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EMERGENTES vs “SUMERGENTES”

Publicado el 23 de noviembre del 2016
“Cuando la marea baja, se ve bien quién ha salido a nadar desnudo” Warren Buffet, refiriéndose a la reciente recesión de muchos de los países emergentes.

Las expectativas de crecimiento futuro son muy desiguales para los diferentes paises. Los informes existentes sobre este tema estan demasiado correlacionados con el crecimiento de sus respectives poblaciones, sin tenir en cuenta las consecuencias del progreso tecnológico sobre el empleo.

Es evidente que en los últimos tiempos el poder económico se ha ido trasladando desde el área EEUU-Europa al área EEUU-Asia, en lo que el Presidente Obama denominó como “giro al pacífico”. En la actualidad más del 40% del comercio internacional se hace con el continente asiático por lo que no es de extrañar que EEUU haya firmado un acuerdo de libre comercio con muchos de los países de esta área buscando, al mismo tiempo, marginar a China. Veremos si con el nuevo presidente Donald Trump  este tratado acaba siendo ratificado.

El crecimiento porcentual del PIB de los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a principios de este siglo fue muy superior al de los denominados países desarrollados, si bien en los tres últimos años la mayoría de estos países han visto reducida su progresión de forma importante. En realidad, solamente China y, sobre todo, la India están en una posición suficientemente sólida (si ello es posible en los impredecibles tiempos actuales) que les asegure un importante crecimiento futuro.

Los países de Sudamérica tuvieron en general un fuerte crecimiento durante entre los años 2002 y 2014, en gran parte debido a la elevada demanda de materias primas procedente de otros países emergentes (principalmente China), lo que conllevó a una reducción de los porcentajes de pobreza del 43,8% al 28%. El problema está en cómo evitar que en la actual situación de bajo crecimiento, e incluso recesión en algunos países del área, se produzca una involución de este indicador.

Es cierto que África en los últimos años está creciendo de forma importante, aunque sobre unas cifras de partida tan bajas que difícilmente le permitirán aproximarse a los otros continentes menos desarrollados. Además, sin un plan de inversiones estratégicas a largo plazo será muy difícil que la mayoría de los países de este continente puedan superar la brecha educativa, tecnológica y de infraestructuras que les impide un mayor progreso.

No obstante las dudas que genera la actual coyuntura, en general se cree que los países emergentes pueden tener en el futuro, como consecuencia de la globalización, un crecimiento superior al de los países que se han denominado tradicionalmente como desarrollados.

Existen relativamente recientes (2013) estudios (HSBC, P&W) que pronostican el crecimiento de los países hasta el año 2050, con conclusiones bastantes parecidas:

  • China adelantará a EEUU en PIB en términos absolutos.
  • India será el tercer país con un PIB más elevado.
  • A pesar de ello, la mayoría de los países desarrollados seguirán teniendo un PIB per cápita superior a los emergentes.
  • Se pronostican los crecimientos más importantes, además de los ya indicados, en países emergentes como Vietnam, Nigeria, Indonesia, Méjico, Turquía, etc.

Estos informes se han realizado suponiendo que no se producirán en estos países hechos disruptivos (guerras, revoluciones, etc.) y, en mi opinión, se basan en una excesiva correlación entre el crecimiento estimado de la población y el PIB. Por ejemplo, en el caso de Nigeria pronostican que su población pasará de los actuales 170 millones de habitantes a 400 millones en el año 2050. Como consecuencia de ello prevén un crecimiento anual de su PIB durante este período del 7,9%.

Pero un crecimiento de la población de esta magnitud puede alcanzarse solamente bajo la premisa de que habrá trabajo suficiente para mantenerla. Teniendo en cuenta el auge de la  robotización, de la inteligencia artificial y en general de las nuevas tecnologías ¿puede alguien hoy en día asegurarlo? En mi opinión, no solamente no puede asegurarse sino que es altamente improbable que ocurra en países donde la formación y la introducción de nuevas tecnologías son, y previsiblemente serán, escasas.

Por el contrario, los países con más apertura al exterior, con ansias de ser globales y con mayores niveles de formación (principalmente tecnológica) tendrán grandes oportunidades de seguir creciendo por encima de la media, en detrimento de los que no cumplan estas condiciones.